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En fuga continua de mi propia prisión.

lunes, enero 19, 2009

Mercerías

No sé por qué a los críticos de la versión española de Cahiers du cinema les ha dado por colocar There will be blood en el puesto número uno de las mejores películas de 2009. Lo más interesante de la película es la coda final, esa pequeña pieza de cámara añadida tras un enorme salto temporal y estético, a modo de postizo, en la que el protagonista ajusta cuentas con el reverendo en la bolera. Una bolera neogótica, particulière, muy "cluedo". En ese diálogo final, casi un monólogo shakespeariano, la película repunta... el resto es más de lo mismo.
Todo lo contrario de Entre les murs (La clase), de Laurent Cantet, última Palma de Oro y docuficción de gran impacto humanista, en la tradición francesa de "pensar la educación" que se inicia, cinematográficamente hablando, con Zéro de conduite, de Vigo.

Escribo esto desde La Latina, en una de cuyas casas estoy cuidando de mi hermano enfermo. Cuando llegué, esta mañana gris, parecía que el tiempo no había pasado desde que Almodóvar filmase aquí escenas de Trailer para amantes de lo prohibido... una lluvia fina caía sobre las calles empinadas del barrio y las torres oblicuas de la iglesia de San Isidro... y las mujeres venían del mercado con sus carros llenos de verduras y sus jerseys y chaquetones baratos comprados en "boutiques" de barrio...
Sólo he echado de menos las mercerías. Parecen haber fenecido ante el empuje de los deshabíos chinos...

Ay, qué Madrid éste.