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En fuga continua de mi propia prisión.

martes, agosto 30, 2005

La posibilidad de una isla

"El único contenido residual de izquierdas de esos años era el antirracismo, o más exactamente, el racismo antiblanco".
Michel Houellebecq

En la fotografía, Houellebecq aparece con el desaliño característico del escritor francés posterior a Sartre, sin afeitar (desde hace poco), con una raída chupa de cuero, cigarrillo negro y medio consumido entre los dedos, sostenidos en el aire al estilo de la mano bendecidora de Jesucristo. Veo en Houellebecq el cinismo del malo que ya no tiene excusas para hacerse el bueno, la impotencia de una caridad heterosexual de izquierdas que no sirve para nada... la posibilidad de una isla, que es ninguna.
Posiblemente me compre su nueva novela.
Es una forma de contribuir a su riqueza personal, una forma de compensar su "triste decadencia".

lunes, agosto 22, 2005

Hipertextualidad (la luna y Lorca)

¿Dibujó Lorca la luna "tal cual es" o yo la veo "tal cual la dibujó Lorca"?
Hoy está a algunos metros de la cima de la montaña, hermosa como la yema de un huevo frito bien hecho, con esos ojos tristes y grandes de tragedia lorquiana...
Abajo el pueblo, con sus luces mal repartidas, caprichosas, humanas.

domingo, agosto 21, 2005

Ayuno

Inicio mis vacaciones de silencio. La excusa: terminar la tesina.
Ni a la postre ni actualmente puedo afirmar que se trate de una excusa. Más bien consiste en la piedra angular y vertebradora de estos días de retiro en mitad del bosque.
Lo cierto es que ante este diario de escritor en ciernes queda mucho mejor afirmar que he venido hasta aquí en busca de silencio, silencio a secas. En todo caso, silencio como medio para escribir una novela, jamás una tesina. ¡Qué extravagancia!.
Se amplifica el eco, el eco que provocamos al movernos, al comer, al abrir las puertas, al estar en silencio.
Observo cómo la persona que está sola tiene vía libre para escucharlo todo. Sin necesidad de disimulo, el que está solo acecha con sus oídos a todo aquel que se cuele en el perímetro de su soledad.
Con la mirada debe tener más ojo. Incomoda que un solitario ponga sus tristes ojos sobre alguien. No importa que nos escuche convivir, pelear, amar y sociabilizar. Eso sí, que no nos viole con su mirada, la mirada envidiosa del que no ha podido pillar silla en el juego de la comunicación social.
Echo de menos a F.
Aunque también me echaba de menos a mí mismo...