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En fuga continua de mi propia prisión.

viernes, mayo 30, 2008

The twisted life of saints

¿Quién te escribirá canciones de amor
cuando yo sea Señor al final
y tu cuerpo la capilla blanca de un camino
donde mis sacerdotes por ti rezarán?
¿Quién te escribirá canciones de amor?

Mis sacerdotes te pondrán flores,
se arrodillarán frente al cristal
y hasta gastarán, besando, tu ventana,
pisotearán la hierba.
¿Quién te escribirá canciones de amor?

¿Quién disparará la flecha
que los hombres sigan a través de tu gracia,
cuando yo sea Señor de tus recuerdos
y tu armadura se convierta de encaje?
¿Quién te escribirá canciones de amor?

La simple vida de los héroes,
la retorcida vida de los santos,
siempre confundiendo el calendario solar
con sus pinturas rojas y dorás,
con sus pinturas rojas y dorás.

¿Quién te escribirá canciones de amor?
¿Quién te escribirá canciones de amor?
¿Quién te escribirá canciones de amor?
¿Quién te escribirá canciones de amor?

Enrique Morente y Lagartija Nick, Sacerdotes (Omega), adaptación de la canción Priests de Leonard Cohen

Intersección ruidosa de neumáticos y charcos

Ruidos matutinos de la casa de mis padres: el concierto messiaeniano de los pájaros de la plaza a la que da mi balcón, las cuñas de la cadena Ser en el baño de mis padres, contiguo a mi habitación, el choque que producen los tiradores de metal de los cajones de su dormitorio, el rechinar de las puertas del armario del pasillo, mi padre haciendo gárgaras con el colutorio, el agua de la ducha (mi madre) o de la bañera (mi padre), detrás de mi pared...
Así ha sido desde hace años. El ritual mecánico de cada nuevo día de trabajo.
Recuerdos de cuando vivía aquí, del colegio...
Mi padre que siempre se iba antes... luego mi madre nos levantaba y nos preparaba a mi hermano y a mí para ir a clase... el desayuno mirando a la plaza, las tostaricas, el colacao, el repaso angustioso de la mochila, ¿hoy damos gimnasia?, coches que se acercan a nuestro radio auditivo para luego alejarse, el taconeo de una mujer que cruza la plaza...

Está lloviendo. Me he desvelado. En la cama, siento un deje de frío (siempre se pasa algo de frío en la casa de mis padres). Pero es una incomodidad placentera, como el recuerdo de esos días ya pasados.

miércoles, mayo 28, 2008

Currucato/a

De curro (1. adj. fam. majo, que afecta libertad y guapeza).
1. adj. fam. Muy afectado en el uso riguroso de las modas. Ú. t. c. s.
Diccionario de la Lengua Española (edición electrónica, versión 21.1.0)

lunes, mayo 26, 2008

Le Questionnaire Proust

La tarde del 26 de mayo de 1890, cuando apenas faltaba una hora para que Françoise, la criada, lo llamase a gritos (como era su costumbre) desde el piso principal del número 45 de la rue de Corcelles en socorro de la cena, el joven Marcel Proust, que a la sazón contaba con 19 años y un fino bigote negro que orlaba su boca, equilibrando la desproporción que producía en esa parte de su anatomía el exceso de labio inferior, sacó de uno de los cajones de su cómoda el cuestionario que 6 años atrás descubrió leyendo "An Album to Record Thoughts, Feelings, &c", propiedad de su amiga Antoinette, hija del futuro presidente de la república francesa Félix Faure, documento originalmente en inglés que él mismo había traducido en una separata, pregunta por pregunta, reformulándolo libremente en francés, y se dispuso de nuevo a responderlo. Se sentó sobre la butaca ultramullida cubierta de antimacasares de rosetas de croché, el cuestionario apoyado en un antiguo cuaderno escolar anclado firmemente sobre sus rodillas y, a la sombra de un quinqué, pluma en mano, empezó a copiar las preguntas en una hoja aparte que fechó en la parte superior derecha. A la primera pregunta, "¿Cuál es para usted el colmo de la desdicha?", respondió "Estar separado de mamá" y acto seguido se subió el calcetín derecho con la mano que tenía libre. Seis líneas más abajo, ante la pregunta "¿Cuál es su ocupación preferida?", ajeno a que estaba escribiendo en la separata original que siempre copiaba en un nuevo folio antes de repetir el cuestionario, escribió con bellos caracteres en mayúscula: "AMAR".

sábado, mayo 24, 2008

"Cuando yo era pequeña y vivía en casa de mis padres..."

"Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir: "no hemos venido a Bérgamo a hacer campamento" o "a qué apesta el ácido sulfhírdrico", para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuesta infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras. Una de aquellas frases o palabras nos haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas. Esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asiriobabilónicos: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo. Esas frases son la base de nuestra unidad familiar, que subsistirá mientras permanezcamos en el mundo, recreándose y resuciando en los puntos más diversos de la tierra. De tal forma que cuando uno de nosotros diga: "Distinguido señor Lipmann", la voz impaciente de mi padre resonaría en nuestros oídos: "Dejad esa historia. ¡La he oído ya muchas veces!"

Natalia Ginzburg, Léxico familiar

Un libro delicioso. Como comerse una tarta recién horneada una tarde de lluvia.
Me imagino a su autora, menuda, sentada frente a la máquina de escribir.
Con una rebeca abierta, los pies cruzados bajo la silla a la altura de los tobillos y sacando cada cierto tiempo un pañuelito de la manga de su blusa.

Un libro lleno de comillas, de frases en estilo directo, que sus personajes repiten una y otra vez a lo largo de sus páginas, que van pasando como años del calendario.

Pienso en todo ese léxico que he desarrollado desde la infancia, con mi hermano, con mis padres, con los amigos más tarde, con F. Un léxico secreto, cómplice, que aunque cambiemos de compañías, o precisamente por eso, va creciendo con nosotros.

La congoja de las matemáticas

Muchas veces, para explicar tus descalabros vitales, has recurrido, en última instancia, a la mala suerte. Incluso al mal fario o al mal de ojo (vanidades gitanas).

Pero la suerte no se posee o se tiene.
Más bien, te atraviesa, te roza, te traspasa.
O te ignora.

Y te atraviesa igual cuando te toca la lotería que cuando contraes una enfermedad rara e incurable. Matemática pura.
Sin embargo, es justo que la adjetivemos como buena o mala, porque no puede ser más humana.
Como casi todo, sólo existe desde nuestra perspectiva, por interferencia con nosotros (no por sí sola sino en relación con nosotros).
Y al igual que ocurre con las piedras o los metales preciosos, es su escasez la que la cotiza. Pero esta escasez no se debe a las limitaciones espaciales de la tierra sino a las limitaciones temporales de los que en ella habitamos. De ahí que se nos revele como algo extraordinario.

jueves, mayo 22, 2008

Cactus Concerto

Peu m'importe qu'on t'ai dit n'importe quoi
Peu m'importe ce qu'on raconte sur moi
Peu m'importe que tu vives au Formule Drive
Qu'on t'accostes, on est comme 2 Jackson Five
Peu m'importe que tu es quitté l'Europe
Peu m'importe que tu fasses encore la morte
Peu m'importe qu'on soit 2 crétins ou 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 crétins
A frapper à ta porte, personne
Soudain ivre morte la bonne
Les cheveux coupés raz tu te tiens juste derrière
Je dis "comment ca va?"
Tu dis "qu'est ce que ça peut te faire"
"Je viens de loin pour toi j'ai traversé les mers"
Tu dis "je suis ravie pour toi mais j'ai des trucs à faire,
Ne reste pas là à piétiner mes fougères,
J'ai jamais pu compter sur toi alors garde tes grands airs"
"Je peux dormir dans l'étable?" "Non"
"T'aurais pas un imperméable?" "Non"
Va au diable!
Va au diable!
Va au diable! ...

Benjamin Biolay, Cactus Concerto (Trash Yéyé)

El verano invita a manifestarse.
Y a mandarlo todo al diablo.

lunes, mayo 19, 2008

Supervínculo

De todas las obras de Wilde quizás la más continental sea su Salomé.
Entre otras cosas porque la escribió originalmente en francés pensando en la actriz Sarah Bernhardt.
A mí me tuvo algo obsesionado cuando tenía 15 años.
Iokanaan y la luna. El deseo a toda costa, aunque rueden cabezas.
Ahora escucho una transcripción para piano de la ópera de Strauss basada en la pieza de Wilde.
Tiene el perfume intenso de las flores podridas.
Es lunes y tengo toda una semana por delante. Una parte de mí se levanta con fuerza y perspectiva.
La otra sabe que la batalla está perdida de antemano.