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En fuga continua de mi propia prisión.

martes, abril 05, 2011

In grateful memory of Benjamin Britten

Y no sabía yo que al final del segundo CD, ocupando las pistas que van de la 12 a la 26, estaba The Young Person's Guide to the Orchestra, justo después de los cuatro interludios marinos, de atmósfera tan parecida a Peter Grimes, con esa luz dominicalmente resbaladiza, sobre todo en las estaciones intermedias, de los pueblos costeros del sur de Inglaterra, y entonces ha llegado el final, la fuga en la que se retoma el tema de Purcell que ha servido de motivo a la serie de variaciones, y ha sido como si se abriese el cielo, hoy encapotado y gris, de un gris supurante y enfermo, marciano porque es martes, y he vuelto a recordar cuando nos pusieron esta pieza en la clase de música del instituto y la emoción que yo sentí entonces, y ahora pienso que es posible que todos estemos continuamente tratando de reinventarnos, siempre de forma peor, después de esa primera invención luminosa de no se sabe cuándo, porque los días son más cortos y las nubes han cobrado el color de los algodones mojados en manzanilla con que se curan los orzuelos, un poco sucias, como habitaciones de estancias arrasadas por la tierra que ha ido levantando el viento, y todo sigue siendo tan inútil... pero ahí está el arte de la fuga, la emoción que deja en nosotros la coda final, el tema resucitado de Purcell, y miras al horizonte y todo es de un gris amarillento, como si nos hubiesen dado el alta y nos topásemos de nuevo con el mundo a la salida del hospital, recordando, doblados por el viento, protegiéndonos los ojos de la tierra, que la guerra, esta guerra, se perderá algún día, aunque quizás no todavía.