Leo, a propósito de un barrio residencial creado en París en los años treinta: "La ubicación espacial firme, hiperrectilínea, más la hipóstesis aplicada del artista (según la cual el hombre, al tener una posición vertical, tiende a conformar una mirada horizontal sobre las cosas) con ventanas siempre horizontales y largas, crea una atmósfera palpable de algo semajante a una curva rectora".
Desde la terraza de hotel en la que me encuentro ahora veo el mundo con perspectiva: distintos planos de árboles, casas y montañas, y el azul cambiante del cielo al fondo. En Sevilla, ciudad en la que vivo, la perspectiva que obtengo desde mis balcones se condensa en un solo plano, como en la pintura primitiva anterior a Giotto.
Luego leo sobre Ronda: "La defiende esa serranía cuyo laberinto define Manuel de Lope en Ibería como un bulto confuso de hombres dormidos". ¿Gigantes, quizá? A mi alrededor observo las montañas, como budas sentados en la postura del loto.
Tendemos a conformar una mirada horizontal, sí. Y un pensamiento con perspectiva.
Sevilla la llana... sólo la cuenca del río permite obtener descanso para la vista. Y paz, esa paz anhelada.