En la cuerda floja.
A un lado la necesidad; al otro, el deseo.
La poca luz,
que todo lo ensucia.
La realidad restalla como una barra de hielo bajo el grifo.
Como el pan cotidiano que se pasa a cuchillo.
Desperdigar de lascas, de cortezas...
y ese gesto modesto de agacharse a cogerlas.
Una huella, un espacio, una mancha, una pena.
Y detrás los satélites, los coches, los cometas,
las fuentes, la pereza,
las fachadas, los parques, las áreas de servicio,
el frío, la meseta.
Y por último, "el mar, el mar...
sin cesar comenzando".