Desvíos con los que fantaseo, por orden de viabilidad:
1. Ahorrar dinero e irme a París de semestre sabático a escribir esa novela.
2. Hacerme voluntario de Naciones Unidas, sacar mi alma del pozo sin fondo de la decadencia neuro-occidental y decicarme a la cooperación internacional.
3. Montar un negocio de restauración en Sevilla, ponerme el mandil y servirle a usted, a dios y a quien haga falta.
4. Pedir un crédito a siete amigos (¿tengo tantos a los que pedir un préstamo?... las razones de mis amigos) e irme a estudiar un máster sobre asesoramiento para adquisición de arte contemporáneo a Christie's New York.
5. Presentarme en la sede de Facebook España con mi timeline bajo el brazo y comentarles que mi experiencia es indiscutible porque vengo de pasar una eternidad al otro lado.
6. Sacarme primero el carné de conducir y luego hacerme decorador en Los Ángeles o en Marbella (que para el caso es lo mismo).
7. Convertirme en camello-confidente de superstars nocturnas, presentadores de los que no saben leer una querella criminal (demasiada puntuación, demasiada subordinada), celebrities de Telecinco y actores de cuarta-tirando-a-séptima.
8. Explotar mi cuerpo e irme a mendigar a las calles soleadas de Nápoles hasta volverme un protegé de la Camorra.
9. Ganar una primitiva. No es la sangre de siglos ni la plusvalía marxista, no; es la creencia colectiva en la suerte individual la que me ha vuelto rico. Puro fair play.
10. No desviarme en absoluto. Seguir como estoy ahora, traduciendo basura y (mal)ligando con fistros bibisexuales, "etólogos" y "yaestattoohecho".