lunes, mayo 10, 2010

5 años

Hace ya cinco años que ando prisionera.
El inicio de este blog está fechado en mayo de 2005.
No hay balances que hacer, tan sólo el peso del tiempo; eso ya es bastante.
Y esta existencia, representada, deslavazada, de corto aliento, a fogonazos, como el cigarrillo que se enciende a oscuras en una noche de insomnio.
Escucho a Chopin. Vuelvo a atender a las noticias.
Leo a Foucault, a Cheever, a Ford, a Proust.
Me sigue gustando el té en invierno y la coca-cola en verano.
Sigo adicto al tabaco y, de manera esporádica, a otras drogas.
Me siento igual de torpe, igual de inseguro, igual de poco inteligente. Me gustaría entender a cada coma Las palabras y las cosas, pero no lo consigo. Sin embargo, cada vez, a cada nueva relectura, siento más mío El bosque de la noche.
El bramido del dolor ha decrecido en intensidad pero aumentado en constancia.
Ésta parece ser mi única escuela, mi único modo de autoaprendizaje.
El mundo me resulta enormemente interesante pero me siento muy despegado, muy ajeno.
Me a-bu-rro. Desde mi propia prisión lo digo; han pasado cinco años. Todo un éxito.