El día antes de ser arrestada por la Gestapo en la Francia ocupada, Irène Némirovsky, autora de David Golder, escribe en su diario la que sería su última anotación:
"Estoy rodeada de agujas de pino, sentada encima de mi cárdigan azul en medio de un océano de hojas... en el bolso llevo el segundo volumen de Ana Karenina, el Diario de Katherine Mansfield y una naranja".
Y una naranja...