viernes, mayo 30, 2008

Intersección ruidosa de neumáticos y charcos

Ruidos matutinos de la casa de mis padres: el concierto messiaeniano de los pájaros de la plaza a la que da mi balcón, las cuñas de la cadena Ser en el baño de mis padres, contiguo a mi habitación, el choque que producen los tiradores de metal de los cajones de su dormitorio, el rechinar de las puertas del armario del pasillo, mi padre haciendo gárgaras con el colutorio, el agua de la ducha (mi madre) o de la bañera (mi padre), detrás de mi pared...
Así ha sido desde hace años. El ritual mecánico de cada nuevo día de trabajo.
Recuerdos de cuando vivía aquí, del colegio...
Mi padre que siempre se iba antes... luego mi madre nos levantaba y nos preparaba a mi hermano y a mí para ir a clase... el desayuno mirando a la plaza, las tostaricas, el colacao, el repaso angustioso de la mochila, ¿hoy damos gimnasia?, coches que se acercan a nuestro radio auditivo para luego alejarse, el taconeo de una mujer que cruza la plaza...

Está lloviendo. Me he desvelado. En la cama, siento un deje de frío (siempre se pasa algo de frío en la casa de mis padres). Pero es una incomodidad placentera, como el recuerdo de esos días ya pasados.